"El tiempo nos mostrará hasta dónde llegará él y su enorme legado".
A inicios de 1937, en un lapso de tiempo tan corto como un mes, la salud de Lovecraft se deterioró tan rápidamente que varios de sus amigos ni se enteraron de que había fallecido. Algunos lo supieron por medio de los obituarios en los periódicos.
Un par de meses antes Lovecraft aún hacía su vida de manera normal y hasta había celebrado navidad no obstante que ya se quejaba de malestares producidos por lo que él creía eran la gripe e indigestión. A inicios de febrero acarreó junto con Wilfred B. Talman una lucha a contrareloj para intentar salir bien parados de una promesa de novela que Talman había hecho a una editorial. Al final, como Lovecraft no tenia nada de esa extensión (ni siquiera una idea de argumento), decidió asumir con toda la culpa y dijo a Talman que se justificara tachandole a él de loco. La verdad era que su salud empeoraba:
"Sufro un dolor constante y sólo puedo tomar alimentos líquidos y estoy tan hinchado por los gases que no puedo permanecer tumbado, paso el tiempo en un sillón apoyado en varios cojines, sólo puedo leer o escribir durante unos pocos minutos".
Lovecraft desconocia que su enfermedad fuera algo mucho peor, tan es así que en sus cartas todavía hablaba a futuro y hasta llegó a ponderar las posibilidades de editar una revista de ciencia ficción y de volver a la astronomía. Sin embargo, a mediados de febrero acudió al médico y le diagnosticaron cáncer terminal.
Sufrió durante su último mes de vida pero no comunicó su estado real a sus amigos, a algunos simplemente les comento que estaría "fuera de circulación" por un tiempo mientras que a otros llegó a escribir "estoy muy enfermo y es más que probable que siga así durante un tiempo". Para el 9 de marzo ya no era capaz de comer ni beber por lo que al día siguiente fue ingresado en la habitacion 232 del Hospital Jane Brown Memorial.
Barlow fue avisado del estado de Lovecraft por la tía Annie y este contestó que viajaría a Providence para ayudar, sin embargo tres días después, la mañana del 15 de marzo, la vida del maestro llegaba a su fin y Barlow recibió un telegrama que decía "Howard muerto esta mañana, nada que hacer, gracias."
Ese mismo día se anunciaba el fallecimiento en el Providence Bulletin y el día siguiente apareció la noticia en el NewYork Times.
Fue sepultado el 18 de marzo junto a sus padres en el cementerio Swan Point. Asistieron al sepelio 7 personas; entre ellas solo dos familiares: la tía Annie y Ethel Phillips (prima segunda de Lovecraft) y un amigo de Lovecraft llamado Harry K. Brobst.
Semanas después, con el hecho confirmado de su muerte, amigos y admiradores dieron muestras de pésame y respeto. Aquellos quienes tenían la posibilidad de publicar por medios propios comenzaron a rendir homenaje sacando a la luz poemas, cartas, memorias, etc. Weird Tales publicaba:
"Lo admirábamos por sus logros literarios, pero también por sí mismo, por ser un caballero cortés y noble, un querido amigo. Descanse en paz".
Sus más allegados hicieron lo mismo en cuanto aterrizaron por fin la terrible noticia mediante cartearse entre ellos. Wandrei avisó a Derleth y este hizo lo propio con Clark Ashton Smith quien confesaba: "La noticia de la muerte de Lovecraft me parece increíble, como una horrible pesadilla, no sé qué hacer".
Se cuenta que de todos los versos que se escribieron en su honor el mejor fue To Howard Phillips Lovecraft escrito por el propio Smith a finales de marzo.
Un hecho muy sabido es que Lovecraft había nombrado en su testamento a Barlow como su albacea literario. Lo que no ha sido muy divulgado es que su tía figuraba como heredera universal por lo que, para respetar los deseos de su sobrino, se tuvo que redactar un contrato mediante el cual se le otorgaban a Barlow todos los documentos de Lovecraft. Entre dichos documentos estaba un diario que Lovecraft comenzó a escribir cuando supo que moriría y cuyas anotaciones terminaban justo un día después de haber sido ingresado. Estaba tan débil que ya no podía ni sostener un lápiz.
"Dolor-adormecido-intenso dolor-descanso-gran dolor". Eso fue lo que escribió a inicios de marzo resumiendo el día.
Lamentablemente Barlow perdió el diario y sólo se salvaron algunos pasajes que había copiado en una carta que escribió a Derleth.
Retomando el nombre de Harry Brobst, este era un admirador de la literatura de Lovecraft. Pasó de cartearse con él a conocerlo en persona y entablaron cierta amistad. Trabajaba en Providence por lo que le visitaba de vez en cuando y al descubrir su estado de salud sus visitas se volvieron más regulares, llegó a ayudar a Lovecraft a transcribir a máquina lo que este le pedía y respetó sus deseos de no avisar a sus amigos sobre su situación. Al final tuvo el "honor" de acompañarle hasta su lugar de descanso eterno. Brobst dijo sobre Lovecraft:
"Era un hombre alto, de tez cetrina, muy animado […] con los ojos negros y chispeantes. […] la impresión que me dio fue la de ser una persona muy vital".
Para acabar esta semblanza de los ultimos dias de Lovecraft habría que completar la cita del inicio escrita por el editor del diario amateur Californian, Hyman Bradofsky, tras enterarse de la muerte de Lovecraft y en cuyas páginas se habían publicado algunos de sus ensayos: